domingo, 26 de mayo de 2024

Volvieron a rugir los olés en Caracas!


     Con un excelente ambiente y una entrada de casi lleno, la Plaza de Toros Portátil “Villa Franca” se vistió de lujo para albergar el regreso de la actividad taurina en la ciudad de Caracas, después de 20 años de ausencia.

     Los asistentes que plenaron la práctica y confortable portátil, en su mayoría fue un público sin ningún o poco conocimiento taurino, sin embargo, les pudo la curiosidad y acudieron a tan importante cita del reencuentro de la tauromaquia con La Sultana del Ávila.

     Hubo muchas críticas a lo interno antes de la realización de este festejo, por parte de los taurinos más puristas, quienes rechazaron categóricamente la ausencia de los tres tercios fundamentales de la lidia según la usanza española. No obstante, el soberano pudo apreciar un tentadero con fines didácticos, donde a través de un interlocutor, se describió el desarrollo de todo y cuanto sucedía en el ruedo del coso Villafranco. 


     Había que estar ahí para notar cuan relevante y significativo resultaba para esa mayoría del público asistente, neófitos de cultura taurina, enterarse de qué va cada cosa que se hacía frente a las novillas, y como constataban por cuenta propia que mucho de lo se dice por parte de los antitaurinos no son más que mitos y leyendas que pretenden satanizar una expresión artística y cultural tan rica y diversa como la Fiesta de los Toros.


     Se tentaron tres novillas de la ganadería Villa Franca, igualadas en presentación, de variado juego y justa presencia y fuerzas. La primera no dió mayores opciones de lucimiento, apenas cumpliendo en el peto en ambas visitas, de escaso juego por el pitón derecho. Por el pitón izquierdo pudo el diestro carabobeño Otto Rodríguez extraer buenos muletazos al natural, poniendo el torero la raza que le faltaba a la becerra, dejando constancia de su veteranía, buen gusto en el manejo de los engaños y, sobretodo, oficio.


     En segundo lugar, más potable que la anterior, correspondió al coleta aragüeño José Cariel “El Amarillo”, quien, a base de paciencia y sapiencia, pudo cuajar una gran faena hilando fino, a una ejemplar que cumplió de manera regular las dos ocasiones que acudió a la cabalgadura que simulaba la suerte de varas. Cariel hizo todo a favor de la novilla para sacar de ella destacadas embestidas por ambos pitones, a éstas alturas con un público ya más enterado de lo que estaba viendo y coreando con fuertes “olés” cada muletazo que con mucho oficio cosechaba en su labor. Destacados los pases en redondo en el final de la faena.


     Cerró el tentadero una becerra de nota. Pudo el tachirense Fabio Castañeda recrearse con el recibo capotero ante la tercera del hierro guariqueño, ligando buenas verónicas a pies juntos para rematar con una vistosa serpentina, que deslumbró a la galería. En dos ocasiones la novilla acudió al peto con prontitud y alegría. Variada faena de muleta la del diestro andino, arrancando los “olés” más sentidos y emotivos de la tarde capitalina. De hinojos, circulares, cambios de mano, pases por la espalda, vimos a Castañeda exhibiendo todo su repertorio, para el deleite de los asistentes.


     Los tres espadas recogieron el agradecimiento del público en clamorosas vueltas al ruedo, cada uno al finalizar su actuación. Al finalizar el tentadero, se echó una vaca al público para quienes así lo desearan pudieran experimentar de primera mano lo que es torear un animal de casta, cerrando de esta manera un festejo que está llamado a marcar un antes y un después en la nueva Caracas Taurina.


"La tauromaquia no hay que defenderla, hay que enseñarla"

                                     Víctor Barrio


Fotos: Alejandro Vielma, Luis López Aramacuto y Maykely González



ATV / jmz / 2024

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