jueves, 20 de agosto de 2015

CARAQUEÑO= Turista Taurino!

     Hace dos años aproximadamente escribí este artículo sobre la situación en la que nos encontramos los aficionados taurinos que vivimos en Caracas... espero que les guste:

 
     La Fiesta Brava, no es un simple espectáculo que se realiza en una Plaza de Toros a partir de las 4 de la tarde y culmina con la muerte y arrastre del último animal que sale al ruedo.

     La Fiesta Brava es eso: UNA FIESTA, que empieza incluso días antes de que arranque el evento per sé. Una fiesta que comienza desde el anuncio del festejo, los entrenamientos de los toreros contratados se intensifican (en caso de que estos no toreen con muchísima frecuencia, como sucede en nuestro país), en algunos casos van a tentaderos en la ganadería que lidiaran el día de la corrida, luego llega el ganado a la plaza para ser desembarcado en los corrales. Llega el día y todos los involucrados comienzan a darse cita desde la mañana en el patio de caballos (o de cuadrillas) hasta que llega el momento del sorteo.

     Se enlotan los animales y dan inicio al acto, sorteando por orden de antigüedad entre los toreros que se jugaran la vida esa tarde, luego el enchiqueramiento según el orden de lidia y posteriormente se desaloja la plaza para dar forma a los últimos detalles a fin de que todo esté presto para cuando suenen clarines y timbales.




     Fuera de la plaza comienzan a llegar vendedores de todo aquello que vemos en una corrida de toros: banderillas de utilería, cojines, cerveza, botas de vino, refrescos, pinchos, parrilla, mini-carteles taurinos para personalizar, fotografías de toreros famosos, música, videos, maní, pistacho, papitas, tostones, todo esto acompañado de los pregones de venta respectivos.

     Aproximadamente a las dos de la tarde empieza el respetable a llegar a la plaza y progresivamente van entrando para acomodarse en sus asientos y al sonar del ‘tatarí’ dar inicio a la más bella de las fiestas, la más completa de las artes en la cual toro y torero se juegan la vida en una especie de danza con la muerte. Y todo esto sin describir lo relacionado con la cría del ganado bravo, que ya merece líneas aparte.

     Cómo hace falta esta fiesta en el coso de San Agustín!!!, tanto para el que la disfruta como para quien vé en esta actividad una manera de llevar el pan a su casa.


     Qué pena que en la actualidad el Nuevo Circo de Caracas se encuentre en ruinas. Sí, en ruinas, porque a pesar de que restauraron su fachada; su historia y las tardes de gloria vividas en esta plaza, hoy en día ven con tristeza el espacio donde alguna vez existieron sus corrales, patio de caballos, destazadero, capilla, enfermería y conserjería; y su actividad cotidiana, aunque ya luego fue esporádica, se vé sustituida por actividades circenses y otras artes ‘urbanas’ contra las cuales no tenemos nada, sin embargo consideramos que pudiésemos convivir en el mismo espacio pero sobretodo dándole la utilidad principal que tiene el coso caraqueño que es la actividad taurina.

     Lo peor de todo esto es que los aficionados taurinos de Caracas, junto a los toreros de Caracas (matadores y novilleros), así como todo aquel que de alguna u otra forma hacía vida en el Nuevo Circo, somos culpables del estado actual en el que se encuentra la plaza. Como se dice por ahí se peca por acción pero también por omisión y es por ello que somos culpables, porque en su momento fuimos incapaces de reunirnos y ponernos de acuerdo para defender lo nuestro, unos por miedo al Gobierno, otros por desidia y otros simplemente por pretender que las cosas nos caigan del cielo o esperando que alguien más lo haga por nosotros. Lo más lamentable es que aún no tenemos la iniciativa.




     Hoy, estamos ‘condenados’ a practicar una suerte de turismo taurino al tener que movilizarnos a Maracay, Valencia, Tovar, Maracaibo, San Cristóbal y/o Mérida según sea el caso de la feria que queramos disfrutar con el único propósito de saciar la sed permanente que tenemos los caraqueños de ver una corrida de toros. Teniendo en pleno centro de Caracas a la que fuese en otrora la segunda Plaza de Toros más importante de América.

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